Un estudio internacional en el que participa la Universidad de Zaragoza entre otras instituciones, ha sido publicado en la prestigiosa revista ‘Nature Human Behaviour’. Demuestra que la detección temprana de una media del 50% de casos sintomáticos dentro de los dos días posteriores a que desarrollen síntomas y su consiguiente aislamiento, así como el rastreo y la cuarentena de un 20-40% de sus contactos, sería una estrategia efectiva para contener posteriores oleadas de la enfermedad y evitar la saturación o colapso del sistema sanitario.
El confinamiento de la población ha demostrado ser una medida efectiva para reducir la prevalencia de la COVID-19 a nivel comunitario e instaurar una “nueva normalidad” caracterizada por ciertas restricciones, pero sin que sea necesario el aislamiento y la reducción drástica de la movilidad individual.
Una población confinada, subraya la investigación, no desarrolla inmunidad ante la enfermedad, por lo que una vez se levantan las restricciones, existe el riesgo de volver al punto de partida, o sea, a una transmisión comunitaria del virus SARS-CoV-2 y al crecimiento exponencial del número de individuos infectados.
Por lo tanto, es fundamental la implementación de nuevas medidas proactivas dirigidas a mantener el control sobre la propagación de la enfermedad y minimizar las probabilidades de que surjan nuevas oleadas epidémicas.
La realización de pruebas de diagnóstico a individuos sintomáticos, su aislamiento y el posterior rastreo y cuarentena de un porcentaje de los contactos de los casos detectados evitarían posteriores oleadas.
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