Descubrimientos científicos permitieron obtener imágenes de alta resolución del SARS-CoV-2 que ayudan a entender mejor su estructura y mecanismo de acción
En febrero, cuando el nuevo coronavirus comenzó a causar estragos en China y ocasionó el cierre de ciudades enteras, un científico de nombre Sai Li se propuso obtener un retrato de ese enemigo.
En ese entonces, las mejores fotografías que otros habían logrado tomar eran imágenes de baja resolución en las que el virus parecía una mancha y apenas se distinguía.
Li, quien es biólogo estructural en la Universidad Tsinghua de Pekín, decidió unir fuerzas con un equipo de virólogos que trabajaban en el cultivo del virus en un laboratorio de bioseguridad de la ciudad de Hangzhou. Esos investigadores sumergieron las muestras de virus en sustancias químicas para hacerlas inofensivas y enviárselas a Li.
A continuación, Li y sus colegas redujeron el líquido con grandes cantidades de virus de un cuarto de galón a una sola gota concentrada. Solo esperaba que hubieran hecho todo correctamente para que las semanas de trabajo dedicadas a producir esa gota sirvieran de algo.
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