Desde su laboratorio en Alemania, donde estudia virus como el del ébola, el virólogo gallego coordina uno de los grupos de la OMS para desarrollar modelos animales hacia una futura vacuna o terapia contra el SARS-CoV-2. Según Muñoz-Fontela, habrá una vacuna durante el primer semestre del 2021 y la vacunación deberá ser global para ser efectiva.
César Muñoz-Fontela (Ferrol, 1975) lleva desde el pasado mes de febrero trabajando para la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el grupo de Modelos Animales, dentro del equipo Research & Development Blueprint, para avanzar en el desarrollo de vacunas, terapias y fármacos contra la covid-19.
En total, el investigador gallego, que dirige un laboratorio en el Instituto Bernhard Nocht de Medicina Tropical en Hamburgo (Alemania), coordina un equipo de más de 200 científicos de todo el mundo que comparten datos y avances para aplicar protocolos y modelos que funcionen sin duplicar esfuerzos. Una revisión de todos los logros realizados hasta ahora se ha publicado recientemente en la revista Nature.
Pero mucho antes de que estallara la pandemia, Muñoz-Fontela trabajó con la investigadora del CSIC Carmen Rivas sobre los virus que causan cáncer como el herpesvirus. Fueron sus comienzos con la virología y la inmunología. Después pasó por Nueva York para realizar el postdoctorado con el microbiólogo del Hospital Mount Sinai Adolfo García-Sastre y fue en ese momento cuando empezó a trabajar con virus RNA como el de la gripe, intentando entender la relación entre la respuesta inmunitaria y la infección, y cómo los virus usan el sistema inmunitario en su propio beneficio.
Poco a poco se fue introduciendo en el mundo de los virus altamente patogénicos. Al final de su estancia en EE UU empezó a trabajar con proteínas de ébola y cuando tuvo la oportunidad de buscar su propio laboratorio quiso trabajar con el virus real. Así, desde 2011 estudia la respuesta inmunitaria a las fiebres hemorrágicas, concretamente en filovirus, como el ébola.
Además de realizar experimentos de laboratorio en Hamburgo, Muñoz-Fontela los combina con mucho trabajo in situ en África. Es así como se ha visto involucrado en la respuesta a epidemias de diferentes virus hemorrágicos como el ébola en Guinea o la fiebre hemorrágica de Lassa en Nigeria.
¿En qué estado de la investigación están respecto al ébola?
En el laboratorio P4 [de alta seguridad biológica] trabajamos con ratones y estos son resistentes al ébola, es decir el virus replica, pero no causa enfermedad. Esto de por sí ya es interesante. Así que intentamos generar modelos de ratón que fueran susceptibles, pero conservando la capacidad de iniciar una respuesta inmune. Hemos desarrollado diferentes modelos a lo largo del tiempo y casi todos basados en trasplantes y quimeras de trasplantes de médula ósea. Gracias a eso nos centramos en diferentes aspectos de la respuesta inmunitaria, sobre todo la transición entre la respuesta inmunitara innata y la específica (la relación entre células dentríficas y células T).
¿Y qué intentan responder?
Desde el punto de vista inmunológico a la pregunta del millón: por qué este virus es tan sumamente patogénico cuando hay otros virus muy parecidos que no lo son, incluso dentro de la misma familia, como el de Reston, que no es patogénico y es prácticamente el mismo virus.
La inmunología es uno de los temas más controvertidos en el caso de la covid-19. ¿Desde su laboratorio trabajan para intentar resolver este aspecto del nuevo coronavirus?
“No se ha conseguido todavía encontrar un modelo animal de enfermedad severa que replique lo que pasa en los pacientes que tienen esta enfermedad respiratoria aguda”
Indirectamente, sí. Una persona del laboratorio está trabajando en modelos animales para poder estudiarlo desarrollando concretamente un modelo de ratón nuevo. Lo que pasa con la infección por SARS-CoV-2 es lo que pasa con muchos virus que son nuevos y para los cuales la población humana no tiene anticuerpos. Hay gente que por alguna razón controla bien la infección y en otras personas la respuesta inmunitaria es tan excesiva que se produce una inflamación descontrolada que termina produciendo la mayoría de los síntomas de la gravedad. Hay un desregulación completa de las células adaptativas y una activación masiva de las células T. Es muy parecido a otros virus emergentes que causan una situación similar.
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