Desde junio, la pregunta de cuántos rastreadores hay en mi comunidad autónoma es una de las más repetidas en todos los buscadores, y uno de los principales interrogantes planteados tanto desde la opinión pública como desde los medios de comunicación. Como siempre que se genera una cuestión que parece trascendental en el ámbito de la pandemia, hay que buscar su origen. En este caso, no es otro que una recomendación que hizo la OMS a principios de mayo sobre qué criterios debían cumplir los países antes de empezar a poner en marcha sus planes de desescalada. Entre ellos, el segundo era «que el sistema de salud tenga la capacidad de detectar, probar, aislar, tratar cada caso y rastrear cada contacto».
A partir de entonces, la figura del rastreador adquirió un papel protagonista como variable de peso en las estrategias de control del virus. Durante los meses de junio a septiembre, algunas comunidades autónomas (como es el caso de Madrid) fueron señaladas a diario con el dedo acusador porque no contaban con suficientes profesionales realizando esta labor. Pero, ¿quién y cómo se define cuántos son suficientes? Se hace a través de los indicadores de salud global, que son parámetros estadísticos de carácter universal que permiten conocer el estado de salud de los individuos y de las comunidades de manera objetiva para llevar a cabo una planificación y gestión adecuadas de las políticas y programas de atención sanitaria. En este caso, el indicador de la Universidad de Harvard y la Universidad Josh Hopkins, marcan que debe haber 20 rastreadores por cada 100.000 habitantes como mínimo; de hecho, lo adecuado sería que hubiera 30.
Algunas autonomías parecen cumplirlo con creces, otras aprueban raspado y otras no llegan. La cuestión es hasta qué punto se trata de una estrategia esencial por sí misma, o más bien de una táctica integrada en un «todo» más amplio. Si solo miramos las cifras, comunidades como Navarra o La Rioja, que han sido literalmente arrastradas por la segunda ola de contagios, aparecen en los primeros puestos respecto al número de rastreadores. Sin embargo, la Comunidad de Madrid que no llegaría a los 30 rastreadores por 100.000 habitantes recomendados, ha pasado de ser la región con peores datos de toda Europa a convertirse en una de las cinco comunidades en España con menos contagios.
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